Se han identificado más de 700 especies bacterianas en la cavidad oral, que ejercen una importante función protectora frente a la colonización por otras bacterias extrínsecas y potencialmente dañinas para la salud sistémica.
Cuál es la relación entre microbiota oral y enfermedad
Tal y como ocurre con la microbiota intestinal, el equilibrio entre las diferentes poblaciones bacterianas de la cavidad oral es fundamental para garantizar una función fisiológica adecuada de la mucosa oral y para evitar posibles procesos patológicos.
Si este ecosistema bacteriano de la cavidad oral se desequilibra a favor de las bacterias colonizadoras, y el sistema inmunitario se debilita, entonces sobreviene una infección que puede causar infecciones bucales como gingivitis, periodontitis y caries.
Por eso, la forma más eficaz de acabar con este biofilm de bacterias extrínsecas a nuestra microbiota es una correcta higiene bucal.
Qué factores afectan la microbiota bucal
Existen factores externos que como la dieta, el consumo de tabaco y alcohol, el tratamiento con antibióticos o estados fisiológicos como el embarazo, pueden modular la composición de la microbiota oral favoreciendo patologías bucales o sistémicas. Algunos de estos factores son:
- La dieta
- El tabaquismo
- El consumo de alcohol
- El tratamiento con antibióticos
- Estados fisiológicos como el embarazo
- Estados patológicos como la diabetes o la inmunosupresión
La microbiota oral es también la primera línea de defensa contra infecciones de oído y de garganta.
Además, la disbiosis en la microbiota oral también se ha relacionado con enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades cardiovasculares o incluso algunos cánceres.
Cómo mantener la microbiota oral sana
Como ya se ha comentado anteriomente, la forma más eficaz de tener una microbiota oral sana es mantener una correcta higiene bucal regularmente. Y para ello es recomendable seguir estos cuatro pasos:
- Cepillar los dientes con una pasta o gel adecuados, tres veces al día.
- No enjuagar con agua tras el cepillado, sino utilizar un colutorio. De esta forma, el tratamiento específico que aporta la pasta o gel dental no se pierde, sino que se complementa y potencia con el colutorio.
- Utilizar cepillos interdentales, seda o hilo dental tras cada cepillado. También se muy recomendable el uso de un irrigador bucal.
- Visitar al dentista como mínimo una vez al año.